Ayer Apple presentó, Tim Cook mediante, sus dos nuevos teléfonos ante la prensa y los usuarios de medio mundo. No un iPhone, no. ¡Dos! ¡Incluso uno de ellos tiene un montón de carcasas a color! ¿No es una noticia excelente de esas que iluminan al mundo? Pues al parecer, ni usuarios, ni prensa especializada -la de verdad, no las de los legionarios lobotomizados con blog-, ni los accionistas, terminan de verlo todo claro.
Tras un reiterativo y pesado verano lleno de rumores, donde todo, absolutamente todo, ha ido confirmándose, filtrándose y anunciándose a los cuatro vientos, Apple, aquella compañía que un día asombró a media industria con el iPhone, el iPad y el Mac, se convirtió en la más previsible de lugar. Tim Cook confeccionó una keynote aburrida, casi anodina y protocolaria, en vistas de anunciar sus dos nuevos teléfonos, que marcan un punto aparte en la estrategia de la compañía y que destierran, de una vez por todas, aquellos análisis relacionados con la gama media, el low-cost y todo lo concerniente al bolsillo de los usuarios.
Si hay algo que se ha impregnado cual parásito entre la prensa y los usuarios de la manzana, es el concepto low-cost. Tras meses de sesudos análisis -algunos procedentes de reputados periódicos y firmas, e incluso alguno nos atrevimos a colgar por aquí-, pajas mentales y cacareos en forma de tuits, Apple, festival de color mediante, desmintió de un plumazo eso de que iba a sacar un iPhone barato. Cupertino no conoce el concepto cheap, barato o de bajo coste. No al menos de cara al usuario.
Y es que el conocido como iPhone 5C, el que se suponía que cambiaría y revolucionaría los mercados emergentes de Asia y Oceanía, trayendo a las tiendas un teléfono más barato y accesible, es simplemente un iPhone 5 -que deja de existir- con una nueva carcasa de plástico -en palabras técnicas, policarbonato de alta densidad– disponible en alegres y vívidos colores. Y no, no es mucho más barato que el anterior modelo. De hecho, el precio se mantiene de forma casi religiosa. «Si quieres un teléfono barato, pásate por Android». Y a otra cosa. De las estridentes fundas de gomas diseñadas para el nuevo smartphone, algo así como el equivalente a unos zapatos de rejilla -o a unos crocs de imitación-, mejor no hablar.
De idéntico hardware, con iOS 7 y con un nuevo look más desenfado, el iPhone 5C es simplemente una jugada brillante en eso del low-cost, pero de cara al fabricante. Es decir, Apple con el iPhone 5C pretende amortizar costes en cuanto a hardware, y vender el mismo teléfono que el año pasado… Pero como dirían en Los Simpsons, en aquel mítico capítulo sobre Stacy Malibú, con un simple sombrero nuevo.
¿Funcionará este nuevo iPhone 5C en las tiendas? Es probable, quizás entre el público más joven y alocado, o en aquel que disfrute de las subvenciones de las diferentes operadoras. El problema es que no supone una gran diferencia con respecto al anterior iPhone 5, y que, teniendo un terminal más potente por un poco más de dinero, quizás no tenga demasiado hueco. De momento, más allá de lo ñoño del concepto cromático del teléfono, parece que el teléfono low-cost de Apple seguirá siendo el iPhone 4S -sí, esa pieza de arte totémica de cristal y metal que le salva las castañas a los de Cupertino mes tras mes en territorio USA-.
La verdadera estrella de la deslucida tarde, quizás fuese el iPhone 5S, que ahora es más parecido a un lingote de oro -no solo en peso o valor, que sigue costando un riñón, sino ahora también en el aspecto externo-. Con una nueva arquitectura de 64 bits en su procesador A7, con una cámara remozada que capta más luz por píxel y con una lúcida distinción cromática, el iPhone 5S es la actualización pertinente del terminal del año pasado. Sí, tiene un nuevo lector de huellas -ideal para aquellos usuarios que disfrutan desbloqueando el teléfono cuales espías en situación de riesgo- que nos ayudará en nuestras contraseñas y compras, pero repetimos, poco más. ¿Para qué trabajar la escuálida batería? ¿Para qué re-diseñar el concepto de apagado y encendido del terminal? De todas formas, si algo es bueno, y funciona, tampoco es cuestión de tocarlo demasiado si así se puede ganar tiempo de cara al año que viene.
Todo en la keynote fue previsible -hasta la actuación final de Elvis Costello-, algo que hace unos años se hubiera considerado como un pecado en el reglamento no escrito del show propio de Cupertino, pero es que Tim Cook, pese a ser un gestor realmente solvente, es un tipo previsible. Nadie pone en duda que tanto el iPhone 5S como el iPhone 5C sean dos terminales robustos en gran medida, diseñados para cimentar las bases de una nueva estrategia en el terreno de los smartphones. Pero hay algo que no termina de cuajar. Hay algo que no consigue arrancar la ovación incondicional del respetable.
El iPhone 5C y el iPhone 5S, todavía no tienen una fecha concreta para su puesta a la venta en España. En Estados Unidos y otros países, saldrá a partir del 20 de septiembre. iOS 7 estará listo para su descarga el día 18 de septiembre.
Alberto González