[Dos en un garaje] ¿Se ha equivocado Apple con Final Cut Pro X?

Final Cut Pro X prometía ser la revolución de software a nivel de edición de video para profesionales. Debía ser el punto y aparte con respecto a la competencia y a los programas anteriores de Apple. Pero algo, ha fallado. Los usuarios no están contentos, y Apple parece desconcertada ante las negativas reacciones. ¿Se ha equivocado con Final Cut Pro X?

Debía ser el reinicio del software por antonomasia para la edición de video. El punto de inflexión que llevaría a los editores audiovisuales a no salir del redil ideado por Apple y sus ingenieros en el montaje de video. Prometía ser eso, y mucho más. Su presentación nos descubrió unas mieles a las que podíamos optar, simplemente, esperando. Revelaba cambios estéticos y funcionales, que a primera vista, parecían suficientes para contentar tanto a los primeros consumidores que se acercaban a Final Cut, como a aquellos que llevaban años trabajando con el paquete de edición. Todo estaba preparado, y parecía que nada iba a salir mal. Pero la historia, parece que esta vez, no ha sido benevolente con una Apple exitosa y poderosa en los últimos tiempos. Y es que, desde el lanzamiento de Final Cut Pro X hace una semana, hemos visto como usuarios (profesionales y particulares) han descargado sus iras contra el nuevo programa. Así pues, nos surge la duda…¿Se ha equivocado Apple con Final Cut Pro X?

Una respuesta corta: sí, y no. Primero, hay que aclarar una serie de conceptos, que quizás la misma Apple debió dejar claros desde un principio: Final Cut Pro X no es una versión más actualizada de Final Cut Pro 7. Es un paso adelante, una revolución, un nuevo inicio para la suite de edición. Es decir, estrenamos nueva interfaz, una mejora de rendimiento y compatibilidad con 64 bits o la posibilidad de importar imágenes y contenidos a 4k (el doble de lo que conocemos como Full HD, o lo que es lo mismo, una resolución con la que se trabajan en los másters originales de cine y televisión en alta definición). El nuevo sistema de Final Cut Pro X, también hace gala de la cacareada y deseada Magnetic Timeline, una linea de tiempo y trabajo, que ofrece un mayor control con el desplazamiento de clips de video y audio sin temor a que se solapen o peguen con otras partes no deseadas. Muy útil.

En principio, todos esos cambios nos parecen lógicos, necesarios e incluso, buenos. Es decir, Final Cut Pro X no es una mala aplicación, ni mucho menos. Siempre que hablemos de a simple vista. Y es que, si somos un poco diestros con el tema de la edición a nivel profesional, nos damos cuenta del mayor error de Apple en relación a su nuevo programa: no está preparado para ser una app de uso profesional. Al menos, de momento. Apple ha querido avanzar tanto, revolucionar tantos conceptos y emplazar su programa con tantos años vista pensando en el futuro, que se ha olvidado de hacerlo compatible con la gran parte de plugins, extensiones y soportes actuales. Es decir, de un plumazo, ha coartado la libertad creativa a todos aquellos usuarios, estudios o profesionales, que tenían sus proyectos y trabajos bajo los actuales valores de producción y extensiones. Adiós a los archivos XML o OMF. No hay, de momento, algún plugin o sistema de compatibilidad para ellos. Todo un error, que parece, intencionado.

Y es que buceando un poco más, nos damos cuenta de que Final Cut Pro X no parece una aplicación profesional. De hecho, su aspecto y sus utilidades, nos hacen pensar que estamos ante una versión de iMovie vitaminada hasta el hastío, algo así como un iMovie Premium. Sí, el programa de edición de video de iLife es algo más que decente para los usuarios normales, y sus opciones pueden sacarte de un apuro, pero no puedes pretender que un sector tan encorsetado a trabajar de unas formas determinadas como el audiovisual, pretenda hacer un borrón y cuenta nueva de una manera tan abrupta y dura. Sí, la curva de dificultad (algo en lo que se escuda Apple como excusa) es nueva, y todas las adopciones a sistemas renovados, cuestan. Dinero y tiempo. Pero aquí se ha pretendido ir más allá, y se han cercenado opciones que eran útiles, y sobre todo, necesarias.

Yo mismo creí ver el sustituto ideal de Final Cut 7 cuando adelantamos parte de las novedades del nuevo Final Cut Pro X. Pero a día de hoy, es un programa absolutamente distinto de su predecesor. Para bien, y para mal. Cierto es, no obstante, que Apple solucionará gran parte de los problemas derivados por la falta de compatibilidad, es cuestión de tiempo (en sus FAQ avisan de que la extensión XML volverá a ser compatible), pero nos hace plantearnos algo. Y no es otra cosa, que la posibilidad de que Apple haya errado lanzando su programa tan pronto. ¿Para qué lanzar una aplicación destinada al sector profesional con tremendas carencias? ¿Por qué no aclarar desde un principio (FAQ aparte) que se trata del primer paso hacia un nuevo sistema de edición? En Apple Adictos, no terminamos de entender esta «prisa» por sacar algo que parece, a todas luces, incompleto.

Aún así, estamos ante un buen programa. De eso no hay duda. Todo lo bueno de Apple, está por todas partes. Una interfaz mucho más cuidada, estética y cómoda que la de Final Cut 7 y una gran cantidad de ventajas que automatizan gran parte del trabajo más rutinario, están ahí. Pero la opinión pública, y la decenas de miles de comentarios y puntuaciones negativas en la Mac App Store, también. Y esas duelen. Esperemos, que en apenas unos meses, podamos escribir un nuevo artículo recomendando su compra. Dentro de unos años quizás, nos riamos de la polvareda levantada durante los pasados días. Ahora, me temo, que no estamos en posición de hacerlo. Si editas en formato profesional, no hay prisas. Final Cut 7 sigue más que vivo. Y ojo, que será compatible con Mac OS X Lion. Blanco, con sabor a manzana y en botella.

Alberto González

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