Seguro que más de uno se habrá preguntado cómo sería la oficina de Steve Jobs en casa. ¿Un enorme escritorio? ¿Cientos de prototipos encima de la mesa? ¿Varios Macs conectados en una inmensa sala de control para así garantizar la seguridad y la tranquilidad del Imperio de Apple? Os equivocáis. Hace unos años, una prestigiosa fotógrafa retrató a Jobs y a su más que humilde escritorio. ¿Queréis verlo?
La prestigiosa Diana Walker, que trabajó para la revista Time como la fotógrafa oficial para La Casa Blanca durante más de dos décadas, realizó en Agosto de 2004 una serie de retratos sobre Steve Jobs y entorno de trabajo en casa. ¿Habéis visto la famosa fotografía de Jobs sentado en una mansión vacía solo con una lámpara de Tiffany y una taza de té? Pues es suya. La calidad de las fotografías en blanco y negro, quedan fuera de toda duda:
La oficina de la casa de Jobs en Palo Alto es sencilla, parca y simple en decoración. Casi parece una pequeña capilla, o un lugar de retiro. Un santuario. La habitación, que está compuesta de paredes de ladrillo blanco sin vestir, refleja bastante bien la imagen de extrema sencillez que tenemos muchos en la cabeza cuando pensamos en el cofundador de Apple. Steve Jobs trabaja (o trabajaba, hay que tener en cuenta que hablamos de unas fotos tomadas hace unos seis años y es bastante probable que el director de Apple haya renovado sus equipos) en un Mac Pro y una Cinema Display de treinta pulgadas. En la misma y rústica mesa de madera, y concretamente en una de sus esquinas, podemos ver un montón de papeles y documentos apilados. Ya sabéis, los genios creativos son desordenados y algo sucios o desorganizados en sus trabajos. En algunas fotografías parece que Steve Jobs muestra fotos de su mujer y familia en la pantalla de su Mac. Además, si os fijáis bien, podéis ver como Jobs también compra en Amazon (¿podéis ver el paquete?). También vemos un teléfono con decenas de pre-marcaciones, que en palabras del propio Steve, «almacenan líneas directas con las 100 personas más importantes dentro de mi círculo creativo»
Aunque el tiempo ha hecho daño en la salud de Jobs (ahora está bastante más demacrado por culpa de su no superado del todo cáncer de páncreas), la actitud del líder de Apple no ha cambiado un ápice. Sigue siendo un genio creativo, arriesgado y controvertido, pero genio al fin y al cabo. Posiblemente, si hiciésemos una foto ahora mismo, veríamos un iPad y un iPhone encima de su escritorio. Pero es lo de menos. Steve Jobs, pese a sus arrebatos, y a sus controvertidas decisiones, sigue siendo aquél chico humilde de aquél garaje con ganas de cambiar el mundo.
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