[Dos en un garaje] ¿Es el iPad el compañero de viaje perfecto?

Hoy en día, cada vez más, dependemos del trabajo telemático y el ocio electrónico en cualquier lugar. Da igual que estemos de vacaciones o de barbacoa. Necesitamos estar conectados permanentemente. Correos y mail urgentes, archivos que deben entregarse cuanto antes, o partidas a los últimos videojuegos con nuestros amigos alrededor del globo gracia a las conexiones 3G disponibles. En este mundo…¿es el iPad el mejor amigo del hombre?

Hoy vamos a hablar desde la pura experiencia. Desde la vivencia. He pasado unos días un tanto alejado de lo que podemos considerar civilización, ataviado únicamente con un par de camisetas y bañadores, mi iPhone 4 y un iPad 2. Simplemente. Y creo que he visto la luz. A modo mesiánico, con sus revelaciones y todo. Durante este fin de semana, me he dado cuenta de una serie de cosas (que quizás sí eran asumidas por la mayoría de los lectores, pero de las que servidor, apenas era consciente). La primera de ellas, es tan obvia como repetitiva: hoy en día, necesitamos vivir conectados. Así, sin rodeos. El motivo, en cierta manera, me da lo mismo. Me importa poco que sea para estar chateando con nuestros seguidores en Twitter o subir las fotos de nuestra última aventura a Facebook, como de enviar correos y trabajos de carácter urgente. A día de hoy, es de vital importancia tener una conexión 3G móvil en nuestro smartphone o portátil, siendo tan útil para el trabajo, como para el ocio. La segunda de ellas, y prácticamente inherente a la primera cosa de la que me he dado cuento en mi pequeño retiro rural de apenas dos días, es la necesidad de ser rápidos e instantáneos.

Es cierto que esto puede depender de la persona, su forma de vida o la de tomarse ciertas cosas, pero en mi particular caso, necesito ser lo más rápido posible. Ya sea porque parte de mi trabajo implica ser más veloz o más constante e instantáneo que nadie, el poder tener la posibilidad de enviar un archivo, un documento, una gráfica o una noticia de una manera eficiente, rápida y sencilla, es de vital importancia en según que condiciones. Antes podíamos decir la famosa mentira de «No estoy en casa» o la de «He apagado el teléfono», pero poco a poco, dichas coletillas quedan relegadas a un segundo plano cuando utilizamos nuestro iPhone o iPad para algo más.

Todos conocemos y sabemos, que el iPad, es un producto mágico. Sus bondades técnicas y prácticas son conocidas por la gran mayoría de vosotros, y muchos, las disfrutáis a diario. Pero es en los momentos en los que estás más retirado de aquello que puede llamarse rutina, cuando te das cuenta de la versatilidad que puede darte el tablet de Apple. También es sabido por una gran parte del público objetivo de este tipo de dispositivos, que Apple suele pulir bastante las funcionalidades de un equipo, aunque suela barrer para casa. En este fin de semana, me he dado cuenta de lo que puedes llegar a hacer con un iPad. Del verdadero potencial que atesoran esas más de 9 pulgadas de pantalla y ese interior tan fino y bien diseñado. Es el compañero de viaje perfecto.

Es fácil ilustrarlo con un par de ejemplos prácticos, y el primero de ellos, tiene que ver con el tamaño y el paso. Cuando me encontraba antes en este tipo de vicisitudes (mezclar algo de trabajo con placer y descanso), solía cargar con mi portátil de 15 pulgadas o con un netbook. El primero era pesado, y el segundo, aunque ligero, consumía batería y era igual de lento e incómodo que un portátil común, aunque eso sí, mucho más pequeño. Con sus respectivos cargadores, meterlos en una maleta era casi una maniobra de ingeniería, que con toques de paciencia, debía planearse con tiempo. Y bueno, eso suponiendo que no tuviera que llevar su propia funda o maletín, con lo que implica a la hora de meterlo en un coche o cargar con ello. Un verdadero rollo Mi iPad 2, no llega ni al kilo de peso. Ni por asomo. Es igual de pesado que el aire. No necesitas estar preocupado de llevar cargadores especiales o clavijas exclusivas para el tablet, pues te sirven las mismas que tienes para tu iPhone o iPod touch. Además, es tan fino que lo puedes meter (con funda o sin ella) entre tus camisetas, camisas, faldas o pantalones.

El segundo, radica en la ya citada versatilidad. Con mi iPad 2, durante las pocas horas que he tenido libres (eso de descansar, bañarse, tomarse unas copas o comer durante todo el día ocupa demasiado tiempo), he podido trabajar, jugar y ver películas, así como escuchar música. Alguno me dirá que eso también se puede hacer con un portátil o un netbook, y ahora les invito a que lo hagan. Y que no consuman batería como condenados, o que puedan cumplir los requisitos de los juegos, y que suponiendo que sean originales, lleves los DVD o CD encima. Da un poco de pereza, ¿no? Yo lo mismo que estaba enviando un mail con un par de archivos editados en Pages (con fotografías incluidas), estaba echándome una partida a Infinity Blade, Rage HD, Battlefield o a cualquiera de las adaptaciones de GameLoft (últimamente estoy enganchado a Gangstar MV). Sin tener que estar preocupado en exceso por la batería o el espacio en el disco duro y los recursos que consumen, simplemente, me dedicaba a pulsar con mi dedo en la pantalla táctil, sentarme en la terraza y disfrutar. ¿No hay tele? Pues siempre puedes verla en streaming o disfrutar de una película en HD en la colosal pantalla del dispositivo de Apple. Y con calidad. ¿Tienes que planear una ruta por el sitio en el que viajas o te encuentras? ¿Tienes que cenar en un restaurante de la zona y no sabes cuál? Activa Google Maps o aplicaciones como Around Me, y explora. Cuando me cansaba, me dedicaba a leer. Ya fuese un cómic o un libro. ¿Hace falta que diga lo incómodo que resulta leer en un PC o portátil? Realmente, con un iPad, puedes hacer de todo. Pero de todo.

Bueno, de acuerdo. Quizás sean cosas tan obvias, que muchos las tenéis bien aprendidas o sabidas. Pero no es lo mismo hacerlo desde la comodidad de tu casa, donde puedes acceder a todo de una forma más fácil, que el probarlas por ti mismo en medio «de la nada.» Yo me he dado cuenta. No hay, actualmente, un aparato más completo, intuitivo y versátil que un iPad 2. Es algo tan indiscutible, como cierto. Ya me di cuenta cuando lo compré y lo disfrutaba en el sofá de mi casa, pero aquello era una simple bestia enjaulada en un bonito zoo de ciudad. Cuando lo liberé en la inmensidad del campo (cosa que también puede ocurrir en mitad el océano o en plena playa), me di cuenta de lo que realmente era capaz. Es mágico. Y supongo, que para darte cuenta, debes probarlo. La experiencia es un grado. Como todo en esta vida.

Alberto González

 

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